Sí, sí, ya sé que primero vienen los Dizzy Gillespie, los Charlie Parker, los Bud Powell, que nos traen el Be-bop: Una vuelta de tuerca al jazz de 361 grados cuyas consecuencias nos siguen dejando sin aliento, maravillados y estupefactos. Pero después, justito después, inmediatamente al instante, llegando de la mano, nos llega el hard-bop. Una fórmula jazzística absolutamente madura y consciente de su enorme potencial.
Y el trompetista REY del hard-bop, indiscutiblemente, es Freddie Hubbard, maestro de maestros, con su trompeta aúrea, brillante, siempre nueva y vertiginosamente creativa. La trompeta que rasga el mundo e irrumpe la LUZ desgranándose en divina verborrea pura.
Y no sólo es el rey indestronable por la calidad. Más, si cabe, por la cantidad.
M-i-s-t-e-r-r-r-r Freddie Hubbard se hinchó a grabar y grabar discos a lo largo de los años 60. Que el señor Joe Henderson se mete en un estudio a grabar una buena sesión de exquisita música irrepetible, pues se trae a Freddie.
Viene Stanley Turrentine y hace lo mismo: “Ey Freddie, vente pa’ mi nuevo disco”. Y Freddie Hub dice: “Okey, Stan”.
Y le solicitan igualmente un largo etcétera de primerísmas figuras del jazz sesentero: Oliver Nelson, Eric Dolphy, Herbie Hancock, Dexter Gordon, Wayne Shorter, Ornette Coleman, Philly Joe Jones, los Jazz Messengers de Art Blakey (que le sirvió de catapulta inicial)...
Junto a Lee Morgan, otro trompetista fetiche, se señorean los estudios como líderes invictos a la trompeta. Más solicitado que la lluvia en el desierto. Re-queridísimo. Eso sin contar con los discos que graba como líder...
Nos referíamos a los 60, pero después vienen los 70: tres cuartas de lo mismo. Huracán Freddie, en plena forma, se arranca sin calentar, o sea, “a pelo”, haciendo barbaridades sonoras sin hacer los más mínimos ejercicios preparatorios... Quizá por ahí le vendría la factura a la juventud brava: los postreros problemas labiales.
Y hasta el 2008 siguió en activo el vetarinísmo Huracán Freddie Hubbard, rey Midas a la trompeta, llenándonos de pura felicidad auditiva. Nos quedan los discos en los que aparece, fuente inagotable de placer. Sonidos como el relámpago, sabrosísimos fraseos, deliciosas baladas prístinas.
Y ahora me impongo la difícil tarea de elegir 6 disquitos de los que me arrebatan el aliento de entre la ingentísima producción de este supremo gigante father del jazz:
Y el trompetista REY del hard-bop, indiscutiblemente, es Freddie Hubbard, maestro de maestros, con su trompeta aúrea, brillante, siempre nueva y vertiginosamente creativa. La trompeta que rasga el mundo e irrumpe la LUZ desgranándose en divina verborrea pura.
Y no sólo es el rey indestronable por la calidad. Más, si cabe, por la cantidad.
M-i-s-t-e-r-r-r-r Freddie Hubbard se hinchó a grabar y grabar discos a lo largo de los años 60. Que el señor Joe Henderson se mete en un estudio a grabar una buena sesión de exquisita música irrepetible, pues se trae a Freddie.
Viene Stanley Turrentine y hace lo mismo: “Ey Freddie, vente pa’ mi nuevo disco”. Y Freddie Hub dice: “Okey, Stan”.
Y le solicitan igualmente un largo etcétera de primerísmas figuras del jazz sesentero: Oliver Nelson, Eric Dolphy, Herbie Hancock, Dexter Gordon, Wayne Shorter, Ornette Coleman, Philly Joe Jones, los Jazz Messengers de Art Blakey (que le sirvió de catapulta inicial)...
Junto a Lee Morgan, otro trompetista fetiche, se señorean los estudios como líderes invictos a la trompeta. Más solicitado que la lluvia en el desierto. Re-queridísimo. Eso sin contar con los discos que graba como líder...
Nos referíamos a los 60, pero después vienen los 70: tres cuartas de lo mismo. Huracán Freddie, en plena forma, se arranca sin calentar, o sea, “a pelo”, haciendo barbaridades sonoras sin hacer los más mínimos ejercicios preparatorios... Quizá por ahí le vendría la factura a la juventud brava: los postreros problemas labiales.
Y hasta el 2008 siguió en activo el vetarinísmo Huracán Freddie Hubbard, rey Midas a la trompeta, llenándonos de pura felicidad auditiva. Nos quedan los discos en los que aparece, fuente inagotable de placer. Sonidos como el relámpago, sabrosísimos fraseos, deliciosas baladas prístinas.
Y ahora me impongo la difícil tarea de elegir 6 disquitos de los que me arrebatan el aliento de entre la ingentísima producción de este supremo gigante father del jazz:
1) “Mosaic”, 1961 – Art Blakey & the Jazz Messengers
2) “The Blues And The Abstract Truth”, 1961 – Oliver Nelson
3) “Sugar”, 1970 – Stanley Turrentine
4) “Double Take”, 1985 – Freddie Hubbard & Woody Shaw
5) “Speak No Evil”, 1964 – Wayne Shorter
6) "Out To Lunch", 1964 - Eric Dolphy
Y ahora un par de preciosos videos:
1) en directo en 1990, junto a Don Braden, Benny Green, Jeff Chambers y Carl Allen:
2) y una inmensa balada: “You Don’t Know What Love Is”, en 1982, al friscornio.
Y, para más info, la web de Freddie Hubbard: http://www.freddiehubbardmusic.com
autor del artículo: pepeworks